Lo eterno del absurdo.

Lo eterno del absurdo.                                                              Por Maigualida Gamero.

La literatura de la posguerra está impregnada del mundo desolado en el que se encontraba el hombre contemporáneo. El hombre siente que lo único que le queda son las palabras. Entonces surge la oportunidad de jugar con ellas,de crear ritmos y de pasar el tiempo.

Samuel Beckett escribe Esperando a Godot, obra en la que encontramos a dos personajes, Vladimir y Estragón, perdidos en el laberinto de la absurdidad. El lector y, posteriormente,el espectador de la dramaturgia de Beckett halla un mundo suspendido,donde pareciera no haber tiempo cronológico,donde todo pudo o no suceder.

Estragón: No veo nada.
Vladimir: Ayer noche estaba negro y esquelético. Hoy está cubierto de hojas.
Estragón: ¿De hojas?
Vladimir: ¡En una sola noche!
Estragón: Debemos estar en primavera.
Vladimir: Pero, ¡en una sola noche!
Estragón: Te digo que ayer no estuvimos aquí.Lo has soñado.
Vladimir: ¿Y dónde crees tú que estuvimos ayer noche?
Estragón: No sé.En otra parte.En otro compartimiento.El vacío no falta." (1)

El teatro del absurdo ofrece la escena al espectador sin ningún efecto de identificación y, por consiguiente, no recibe mensaje didáctico o político. Para entender el absurdo en Beckett recurrimos a la aproximación realizada por Giovanni Catannei , en su texto titulado Beckett:

El absurdo de Beckett es terriblemente verdadero, porque nace del absurdo de la verdad, de la verdad de lo que puede haber de más absurdo en el mundo, como lo es en su caso, y lo es siempre, la tragedia, la espantosa realidad de las cosas que nosotros no aceptamos y sin embargo nos sumergen. (2)

La sensación de vacío se hace presente en esta dramaturgia, así llegamos a Eugene Ionesco quien escribió El Maestro y Jacobo o la Sumisión. En la primera obra señalada, las acciones que realiza el Maestro, suceden fuera de la escena y son relatadas por otro personaje llamado: El Anunciador. El Maestro, nos ofrece unos personajes que no están claramente definidos, reina la confusión:

La Admiradora: ¡Pero...pero...el Maestro no tiene cabeza!
El Anunciador: No la necesita, puesto que es un genio.
La Amante: ¡Es verdad! (al amante) ¿Cómo se llama usted?
El Amante: ( a la Admiradora), la Admiradora (al Anunciador), el Anunciador (a la Amante), la Amante (al Amante) ¿Y usted? ¿Y usted? (3)

En Jacobo o la Sumisión, el absurdo lo encontramos también en el juego que los personajes hacen con el lenguaje. Un ejemplo de ello lo hallamos hacia el final del texto:

ROBERTA II: Allí para designar las cosas solo se emplea una palabra: gato. Los gatos se llaman gato; los alimentos,gato;los insectos,gatos...todos los adverbios,gato;todas las preposiciones,gato. Así se hace fácil hablar. (4)

Luego de acercarnos a Beckett y a Ionesco, se nos presenta el dramaturgo español Fernando Arrabal, con su obra El laberinto.

Anteriormente ubicamos a los personajes de Beckett inmersos en el laberinto de la absurdidad, en El Laberinto, también los encontraremos. Fernando Arrabal escribe una obra donde el manejo del absurdo y del existencialismo, son un pretexto para expresarnos la situación de angustia y opresión en la que se encontraba la España de Franco.

No obstante,debemos remitirnos a lo que nos ofrece el texto dramático. Esteban se encuentra dentro de un espacio que lo contiene a pesar de que no sabe exactamente por qué está allí.

Esteban: Me he perdido. Estoy buscando el modo de salir (pausa) No encuentro la salida. Doy vueltas y vueltas por el patio entre las mantas y cuando creo que ya la he encontrado, resulta que vuelve otra vez aquí. (5)

Asimismo toda la situación planteada no tiene lógica. Solo que el lector espectador se adapta a ese mundo posible y lo acepta de alguna manera, ya que se ve obligado por este nuevo universo ficticio.

La fábula se nos presenta en el teatro del absurdo como una búsqueda y en algunas producciones dramáticas se hace circular. Es así como en Esperando a Godot y en El Laberinto, comenzamos esperando, buscando una salida, una salvación, pero esto no es posible y se cierra el círculo, creando una absurdidad eterna, ya que siempre se le escapará esa salida que espera.

(Esteban, solo en escena. Silencio. Tamboras muy a lo lejos. Esteban, intranquilo, mira hacia las mantas. Duda. Entra en el laberinto y abandona la escena. Un tiempo. Tambores a lo lejos. Esteban aparece fatigado...Levanta una manta para meterse en el laberinto. Detrás de ella está Bruno agonizante).

Bruno: Tengo sed.

(Esteban retrocede angustiado. La manta tapa a Bruno. Los tambores avanzan. Esteban duda. Etc). (6)

Notas:

(1) BECKETT, S. (1995) Esperando a Godot.

(2) CATTANEI, G. (1970) Beckett.

(3) IONESCO, E. El Maestro.

(4) ___________ Jacobo o la sumisión.

(5) ARRABAL,F.  El Laberinto.

(6)Ibidem.




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