Arte que fluye: De la niña soñadora a la artista empoderada.
De la niña soñadora a la artista empoderada. El arte fluía por mis venas desde niña, como una melodía que resonaba en mi interior. El Colegio Mozart fue mi primer gran escenario, donde aprendí a leer las partituras de la vida y a componer mis propias melodías. Las historias de títeres que mi padre musicalizaba eran como pequeñas óperas que me transportaban a mundos mágicos. Y así, entre notas musicales, cuentos de hadas y radionovelas, mi pasión por el arte fue creciendo y floreciendo. Mi entorno familiar y escolar fue el caldo de cultivo perfecto para que mi pasión por el arte floreciera. El Colegio Mozart, con su enfoque en la música, fue mi primer gran escenario. Allí descubrí mi vocación. Recuerdo el sonido envolvente de un triángulo en la banda rítmica, el redoblante en la banda seca, el cuatro, el órgano y la mandolina, instrumentos que aprendí a ejecutar, la vibración de las notas que resonaban en mi pecho como pequeñas mariposas. En cada acto de fin ...
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