¡Tenemos que hablar!


Tenemos que hablar,  tres palabras que avecinan tempestad o que por el contrario conducen a un mar sereno. En todo caso, tú diriges el barco, reflexionemos un poco.

Al preguntarle a las personas: ¿Recuerdas cuándo dijiste o te dijeron la frase “tenemos que hablar”?, inmediatamente viajaron al recuerdo del momento en el que los dejaron o dejaron a alguna pareja. No quiere decir que esto tenga que ser así; sin embargo, la prueba la hice en Facebook y al colocar la pregunta, las respuestas fueron en un 99% respecto a este tema amoroso.

Se dice que el lenguaje crea la realidad, no solamente la describe. Lo cierto es que no nos imaginamos la frase “Tenemos que hablar” en un contexto amigable, amoroso, en el que nos propongan un nuevo empleo, una nueva oportunidad de amar. Creamos narrativas personales a partir de las creadas mediáticamente a través de una película, una telenovela o una radionovela.

Por ello es importante recordar que el texto se convierte en un pretexto y lo que importa es el contexto. De lo que se trata es de evitar elucubrar o juzgar sin saber a ciencia cierta de qué se tratará aquello que nos quieren contar. No hacemos más que atormentarnos y para nada, no podremos evitar lo inevitable.

En el caso de que seamos nosotros los que digamos la frase “Tenemos que hablar”, debemos estar claros a qué queremos jugar, si colocamos el elemento literario del suspenso, el drama o la comedia.

Por ejemplo a mí particularmente me han llamado por teléfono y en tono de suspenso me han dicho: “Tenemos que hablar”. Y estaba yo en una peluquería secándome el cabello para una actividad especial. Finalmente, se hizo realidad una suposición, y no podía parar de imaginar de qué se trataría esa conversación. No obstante también han utilizado esta frase para anunciarme una buena noticia de un nuevo cargo profesional a ejercer.

Para evitar las malas interpretaciones es mejor sugerir antes que exigir, recriminar o criticar. De igual manera cerciorarse antes de dar por sentado algo. 

En la comunicación es importante tomar en cuenta tres elementos que marcarán la diferencia: hablar la misma lengua, un código no verbal común y la voluntad de cooperar. No huir al posible conflicto ni fingir que no pasa nada. Todo ello en el caso de que la frase “Tenemos que hablar” efectivamente se enmarque en una situación difícil. El primer paso es serenarse y disponerse a escuchar profundamente. Un ejercicio difícil; pero no imposible. 

De igual manera pueden observar el video que se encuentra en mi canal de Instagram - IGTV @maigua_gamero - en el que realizo un conversatorio con amigos sobre el tema.

Gracias por leerme. Hasta la próxima cápsula. 

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