Vicente Gerbasi es el hombre que integró las filas del grupo “Viernes”. Este grupo quería ir a todas las direcciones, realizar todos los vuelos, todas las formas. “Viernes”, buscaba identificarse con “la-ro-sa-de-los-vien-tos”.

Vicente Gerbasi no se cansó de indagarse a sí mismo. Esta premisa también la encontraremos en Sánchez Peláez. Cada uno de ellos le  dedicó un poema al otro.

Sánchez Peláez (1981)

Esta es la abeja: Zumba en el fruto elegido
Esta vez es mi padre: Me espera en Vigo
(Frente a los humanos debe transcurrir
Y hacerme señas)
He aquí a mi reina que tiene el tamaño del aire
Y cuya piel y tacto son el tiempo
He aquí a Vicente Gerbasi que trae una lechuza
Desde el cerro del Ávila.
Y una ardilla de alquimia
Y este que soy yo: blanco y anciano en mi libro.(p.11)

Gerbasi (1990), escribió:

Los ojos del búho
se cerraron en la llanura
de la muerte
en la soledad
de los caballos
que mueren
mirando el rumbo de una estrella.
Los ojos del búho
se cerraron viendo la ventana
con un ojo
en una ardilla
y otro en el relámpago.
Los ojos del búho
vieron entrar a mi casa
un caballo
obligado a abandonar
la llanura,
el caballo de una callejuela
de París
con su carreta
llena de repollos.
El búho se escondió
en un aposento
de tristeza,
en la pobreza del mundo
vio su última camisa.
Se la puso a su padre
que todavía lo ama.
El búho
Juan Sánchez Peláez
deteriorado por los esqueletos. (p.257)

El poema de Gerbasi desborda imágenes. Asocia a Sánchez Peláez con un ave nocturna: el búho. El búho que se aisló en un “aposento de tristeza”. Ahora solo queda la nostalgia.

“El recuerdo en Por cuál causa o nostalgia.

Al hablar del recuerdo como expresión de un sentimiento llamado nostalgia, recordamos a un autor de narrativa llamado Marcel Proust. Proust escribe en “Por el camino de Swann”:

Los sitios que hemos conocido no pertenecen tampoco a ese mundo del espacio donde lo situamos para mayor facilidad...al recordar una determinada imagen no es sino echar de menos, los caminos, los paseos, desgraciadamente son tan fugitivos como los años.(1982:p.450)

En Sánchez Peláez hay una melancolía del corazón. Hay conciencia de finitud, de una tristeza que se quiere combatir, de dolor que está presente. Así Sánchez Peláez (1981) expresa mediante su yo poético:

Con
      flores pintadas
en nuestro
      cuerpo

y
      la bujía
en          cada
                 mano

lo único
             que pasa
es el silencio

pero
             los recuerdos
             son fieles
             y

al
   lado
             de nosotros
             murmuran

sobre
          la máscara
la piel
          o la palabra enorme:

«Oye mi amor hacia ti».
«Oye mi grito
                        por ti». (p.35)


El Yo poético nos dice que los recuerdos son los únicos que siguen fieles a nosotros y tienen que ser fieles porque los recuerdos son individuales. Los recuerdos son ese rincón escondido; pero que aparece de improviso.


Próxima entrega: 
Los recuerdos de Juan Sánchez Peláez

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