Caracas de ciudad hostil a ciudad creativa
I.-La
Caracas de antaño:
Vivir
en Caracas nos hace en la actualidad transitar por unas calles agobiadas por el
desespero y el vértigo, aunque siempre hay un rincón para el escape. Ese Ávila
que nos resguarda y que nos recuerda, tal y como comentaban nuestros abuelos
era una ciudad de techos rojos, una plaza Bolívar y una tranquilidad muy
pintoresca, que hacía del valle de Caracas un buen lugar para vivir.
Desde
esta ventana de la cultura he visto a Caracas cambiar, hay zonas recuperadas,
como el centro de la ciudad, específicamente el Casco Histórico, como un
patrimonio de la amabilidad y las buenas costumbres, cosa que no ocurre unas
cuadras más allá de la Plaza Mayor, en donde reina el caos y la hostilidad. Por
ello la necesidad de pensarnos como unos ciudadanos que deben procurar el
saneamiento de la urbe y esto vendrá siendo también y por qué no desde las
artes, desde la creatividad. Por estos días llegó a mis manos un libro “Crónica
de Caracas”, editado por FUNDARTE, lo adquirí en la Feria Internacional del
Libro de Venezuela, y así puedo decirles que sentí gran emoción al palpar este
ejemplar porque ya cuando estudiaba Letras, había leído al gran Arístides
Rojas, el cronista de Caracas. Esta lectura específicamente con “La primera
taza de café en el valle de Caracas”. Entonces volvieron esas ganas de hablar
de mi ciudad, de unirlo con la charla sobre Ciudades creativas y hacer de esta
conversa algo actual.
Arístides
Rojas apunta sobre “La Caracas de antaño”, l siguiente:
Nada más curioso en las pasadas
épocas de esta capital, Santiago de León de Caracas, que las numerosas fiestas
religiosas que, durante el año, tenían divertidos a sus moradores. Con fiestas
y octavarios comenzaba enero, y con fiestas y aguinaldos remataba diciembre,
sun que hubiera tiempo al descanso, que la sociedad caraqueña en su totalidad,
no tenía en mientes otra materia, como elemento de vida, que las fiestas en los
templos y las procesiones en las calles, con el objeto de celebrar el día de
alguna virgen, o el de algún patrono de la capital. (p.13)
Cuál
transeúnte descuidado puede pensar que estos son los comienzos de la capital
que hoy lucha por salir de la hostilidad. Sin embargo así somos paradójicos y
mágicos, como el sabor de aquella primera taza de café.
De
igual manera para disfrute de esta pasión por la capital, llegó el libro
“Puerta de Caracas” de Aníbal Nazoa y el prólogo es de Ernesto Cazal, del cual
extraigo una mirada interesante de cómo ver a esa Caracas de antaño, desde el
hoy:
Si algo retiene Caracas en las
últimas décadas, incluidas las tres últimas del siglo XX y las dos últimas en
presente continuo del XXI, es el estado transeúnte de su centro (...) El
comercio es el centro(...) (p.7)
Ese
estado transeúnte, de pasos, hace del caraqueño de pura cepa aquel que
transitaba por el centro, los distintos mercados San Jacinto, Quinta Crespo y
las tiendas de telas y joyerías. Pero no hay que quedarse con la nostalgia, hay que reinventar esa ciudad y
hacerla memoria viva y creativa a los ojos de los más jóvenes y a los que
apostamos por hacerla creativa con nuestro trabajo artístico.
Y
ustedes se preguntarán pero por qué le llamas ciudad hostil, eso viene de una
obra de Rodolfo Santana, dramaturgo venezolano, la cual se llama “Angel perdido
en la ciudad hostil”, y también porque vivimos la hora del desespero por llegar
a tiempo a todas partes. El transporte público no se ofrece con calidad, entre
tantas otras quejas que nos acompañan. No obstante la premisa de revisar
nuestras bonanzas sigue en pie.
Próxima
entrega
Caracas
territorio creativo de Latinoamérica
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