Educación para el arte: Teatro. Parte 2
TEATRO UNIVERSITARIO
Una de las características del
Teatro Universitario, en Venezuela radica en que sus participantes en general no estudian
actuación, vienen alumnos de distintas disciplinas a experimentar con el Teatro. No todos los
participantes continúan, por eso cada año se vuelve a comenzar. Y en la UCAB, a
pesar de que existe un Grupo residente, llamado Teatro UCAB y el existía el
Taller de Teatro de Letras al que me estoy refiriendo, no hay la carrera de
actuación como tal.
A nivel docente es un reto,
porque como dice Curtis Canfield (1995) un profesor tradicional, en aula,
evalúa con exámenes o trabajos, escritos u orales, pero no se presentan ante un
público. El docente/director de teatro se enfrenta al público, allí sus alumnos
actores pondrán en evidencia lo buen o mal profesor que fue el mismo. Por lo
tanto el teatro universitario, no debe considerarse simplemente como una
actividad extra-cátedra para satisfacer a unos cuantos iniciados. Es también un
ejercicio que te acompaña en la pérdida del miedo escénico, en el conocimiento
de ti mismo y en la Inter-relación con otros seres humanos.
Voy a repetir que el teatro no es un aula. Sigue siendo, aun en la
Facultad, un lugar donde se aprende y se practica una forma de arte, y un arte,
además, que exige una habilidad considerable, un estudio intensivo y la
aplicación dedicada, cuando se pretende lograr la excelencia. (p.113)
La experiencia previa de dos
años en la Universidad José María Vargas, me sirvió como aval a la hora de
contratarme en la Universidad Católica Andrés Bello y de ingresar también como
docente instructor. La escuela de Letras tenía tres talleres extra-cátedra:
Narrativa, Poesía y Teatro. Y el Taller de Teatro tenía más de veinte años,
dándole la oportunidad a la comunidad ucabista y externa que así lo requiriera,
de formar sus filas. Las horas de clase semanal, oficiales, eran dos. Sin
embargo sí había un día extra, no remunerado, o dos dependiendo de la
disponibilidad del auditorio de teatro.
La experiencia como docente en
este espacio de creación me ha hecho entender tal y como apunta Sergio Arrau
(s/f), en su texto “El teatro y la Educación”, que el aporte del teatro al
desarrollo del ser humano se efectúa en cuatro campos:
1.- Como ayuda intelectual.
2.- Como ayuda en el aspecto
físico.
3.-Como ayuda en lo psicológico
y social.
4.- Como ayuda profesional.
Así nos acercamos a la idea
del método de sensibilización artística.
Edgar Morin, junto a otros autores, en el texto “Educar en la era
planetaria” (2003), nos apunta:
El método es un discurso, un ensayo prolongado de un camino que se piensa.
Es un viaje, un desafío, una travesía, una estrategia que se ensaya para llegar
a un final pensado, imaginado y al mismo tiempo insólito, imprevisto y errante.
No es el discurrir de un pensamiento seguro de sí mismo, es una búsqueda que se
inventa y se reconstruye continuamente. (p.17)
Por ende, el taller montaje de
Teatro no es una camisa de fuerza, no es un conjunto de recetas eficaces, es un
espacio para la construcción del conocimiento. Un espacio que no se desvincula
del hecho social, y de la aldea global. Es un re-inventarse para subsistir, es
innovar. Para de esta manera acercar a las nuevas generaciones a un arte tan
milenario como el teatro. Ya lo describe Libedinsky (2001):
La innovación no puede definirse en
términos de abstracción, sino que tiene que ir vinculada a un análisis de la
realidad macrosocial a la microsocial. Esta última es importante porque
considera la innovación educativa como un proyecto educativo, enmarcado en un
determinado contexto cuyas características están ligadas a la originalidad, la
descentralización, la especificidad, la autonomía y la investigación (p.38)
En el taller de Teatro de la
Escuela de Letras seguíamos tal y como apunta Mempo Giardinelli en su novela
“Santo Oficio de la memoria”: “El verbo es atreverse”. Lo efímero del teatro y
esa línea de borde, el vértigo que se vive en cada representación y creación
así te lo exige. Por ello el docente de un Taller de Teatro Universitario debe
apuntar a la innovación y para mí la innovación en la docencia se traduce en
las palabras de Libedinsky (2001):
Se trata de docentes que tienen la
libertad ideológica de hacer pensar, hacer interesar, diseñar y decidir (…)
Para nosotros la innovación es tarea de transgresores. De aquellos que están
convencidos de que el orden habitual y rutinario de la enseñanza debe ser
alterado por nuevas formas de comunicación didáctica, por nuevas formas de
entender y ejercer la docencia (p.34)
La historia nos ha enseñado
que los teatristas han sido transgresores
por excelencia, hemos sido los locos creativos. Es así desde la innovación en
educación como se va desarrollando el proceso de sensibilización hacia una
población de estudiantes y comunidad universitaria que no se dedica al teatro
como profesión.
De esto se desprende que una
de las cualidades del docente en los talleres es presentar de manera atractiva
e innovadora los temas a impartir, ya lo afirma Ander Egg (1999):
·
Crear un ambiente con un tono
emocional/intelectual positivo que contribuya a la realización de un trabajo
productivo y gratificante.
·
Presentar de una manera
dinámica e interesante los contenidos y explicaciones teóricas que tenga que
realizar.
·
Ser auténtico en sus
manifestaciones: capaz de emocionarse, de reír y sonreír; tener sentido del
humor e indignarse; en suma; expresar lo que siente en relación con el tema que
trata y su implicación con el mismo.
·
Saber relacionar lo que enseña
con las situaciones reales que se viven (texto con contexto), y de manera especial, con las
actividades que se realizan en el taller. (p.49).
Desde el Taller de Teatro como
método de sensibilización artística crearemos un pretexto para el encuentro,
para elaborar algo y transformarlo para ser utilizado, para ensayar y errar,
para aprender- haciendo, para problematizar, para hacernos preguntas.
En fin, el Taller de Teatro,
tal y como se señala en la Guía del Participante (2005), del Instituto de Artes
Escénicas y Musicales (IAEM), organismo del Ministerio del Poder Popular para
la Cultura, en mi país, el Docente-facilitador debe aplicar las siguientes
estrategias para lograr completar ese proceso de sensibilización:
Explorar: Hace
referencia a un territorio la mayoría de las veces desconocido, que examinamos
y recorremos para tratar de descubrir lo que hay en él. Este término proviene
del latín explorare que significa
observar, examinar. Se trata así de indagar sobre las experiencias y
conocimientos previos que ustedes como participantes poseen en torno al teatro como tema.
Comprender: Es la idea
clara que tenemos en torno a algo que puede ser un hecho, una definición o un
proceso. Cuando hacemos referencia a esta estrategia te invitamos a que
demuestres que manejas los significados y alcances de los hechos, definiciones
o procesos trabajados en el taller.
Problematizar: Con ello nos
referimos al proceso que nos lleva a pensar sobre lo que ya conocemos. Implica
además poner en duda la certeza del conocimiento para obtener nuevos
conocimientos. Es cuestionar lo que hemos aprendido para analizar los aspectos
que pueden ofrecer más interrogantes o problemas. Un problema es algo que se intenta aclarar o resolver. Se
trabaja en base a preguntas o proposiciones dirigidas a indagar el modo de
obtener uno o varios resultados a partir de unos datos conocidos.
Proponer: Aquí te
invitamos a que expongas o manifiestes tus ideas y opiniones para que sean
conocidas por los/as demás participantes y, que las mismas te permitan llegar a
acuerdos grupales concertados. Se trata de motivar a los/as participantes para
que tengan confianza en sí mismos y que expresen libremente sus puntos de
vista. (IAEM GUIA DEL PARTICIPANTE. P.7)
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